Las mujeres jirafa y sus motivos para llenarse el cuello de anillos

Las mujeres jirafa pertenecen a la etnia padaung. Son conocidas con este nombre como consecuencia de las características del cuello que presentan. De acuerdo a los rituales de su tribu, sus cuellos han sido alargados hasta un máximo de 20 centímetros. No obstante, y pese a que se han convertido en un importante atractivo turístico, la realidad es que esta cuestión obedece a una tradición que merece la pena conocer.

Las mujeres que pertenecen a esta tribu incorporan una serie de aros de latón o de cobre alrededor de su cuello que son los que proporcionan esta longitud.

 

La tradición de los anillos sobre el cuello

Históricamente, la finalidad que cumplían estos anillos era proteger a sus ciudadanos del ataque de los animales carnívoros. Para ello, conviene tener en cuenta que una de las principales causas de la muerta de estas tribus se producía como consecuencia de que los animales siempre terminaban mordiendo su garganta.

Otra de las leyendas relaciona a esta tradición con la fidelidad. En los tiempos iniciales de la tribu, la sociedad paduang era monógana. No obstante, dada la escasez de individuos, terminó por convirtiéndose en polígama. Las guerras sangrientas que tuvieron que sufrir fue el principal elemento por el que numerosos hombres terminaron exterminados. Y, por ende, la poligamia se consolidó como una de las mejores formas que podemos encontrar en la actualidad para aumentar la autoridad del varón.

En este contexto, en el que el hombre acaparaba la máxima atención, la fidelidad conyugal de la mujer desempeñó un papel fundamental. Por esta razón, en aquellos casos en los que se producían infidelidades, se retiraban los anillos en espiral. Cuando esto ocurría, era imposible que las mujeres pudieran sujetar con normalidad los músculos del cuello. Puesto que en muchos casos éstos se habían atrofiado a lo largo de los años. Por lo tanto, estas mujeres se veían en la obligación de tener que vivir recostados o de sujetar la cabeza con sus propias manos.

 

Un símbolo de riqueza

Es importante destacar que, históricamente, los collares eran considerados como joyas. Cuanto más largos, mayor atractivo tenían en la mujer. De esta manera, se aseguraban los hombres que las mujeres con las que se casaban tenían un estatus económico. Demostrando que venían de una familia pudiente.

El atuendo con el que se complementaban este look también conformaba uno de los elementos más importante en los que fijar la atención. Siendo uno de los aspectos predominantes en el momento de cumplir con los requerimientos de la tribu.

Actualmente, se estima que quedan en torno a 100 mujeres que todavía conservan los collares enteros. Muchas de ellas, en el caso de las más jóvenes, apenas conservan unos cuantos aros. No obstante, todavía es posible encontrar mujeres jirafa de avanzada edad que conservan multitud de aros alrededor de su cuello.